Páginas

martes, 29 de marzo de 2022

SERVIDOR DE OTROS DIOSES

Tenía la inquietante sensación de que la interminable gruta se estrechaba a cada paso que dábamos. Llevábamos una eternidad descendiendo, cada vez más y más profundo, como si quisiéramos alcanzar el centro de la Tierra. El sudor resbalaba por mi nariz, dejando caer gotas sobre el cañón de mi escopeta del 12. Caminábamos alerta y en silencio, escuchando solamente las pisadas de nuestras botas sobre un suelo cubierto de arena y piedras.

Y, por fin, después de muchos metros recorridos por las entrañas de aquella caverna, divisamos un fulgor titilante que iba ganando intensidad conforme avanzábamos. Probablemente sería alguna hoguera o antorchas clavadas en las toscas paredes de piedra, pero, a medida que nos acercábamos, algo más se sumó a la luz: empezamos a oír una especie de música siniestra. Sí, podía escucharse claramente la macabra melodía de lo que parecía ser una flauta demoníaca.

Avanzamos con sigilo hasta la abertura, sin duda estábamos llegando a nuestro destino, pero creo que ninguno estaba preparado para encontrarse con aquello.

Lo que vimos fue horroroso, pero entonces recordé que no era la primera vez que presenciaba cómo algunos hombres y mujeres se dejaban arrastrar por la locura hasta límites insospechados. Unas cincuenta personas danzaban desnudas de manera grotesca, como poseídas, aullando alrededor de una gran hoguera y justo en el corazón de aquel fuego verduzco, se erigía un altar descomunal oscurecido por el humo. Aunque, lo peor de todo estaba situado sobre él.

Un grupo de niños, colocados en círculo, yacía encima del altar con ojos asustados y en el centro de aquel círculo se contorsionaba una extraña criatura. Aquel ser amorfo y tentacular era el compositor y artífice de la abominable sinfonía que estaba llegando a su éxtasis, mezclándose con los llantos de las criaturas y los coros enloquecidos de los adoradores.

Era ahora o nunca...

No hay comentarios:

Publicar un comentario