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martes, 2 de julio de 2019

NOSTRADAMUS - JUDAS PRIEST

TÍTULO: Nostradamus
AUTOR: Judas Priest
AÑO: 2008
ESTILO: Heavy Metal
SELLO: Epic Records

"He vaciado mi alma, cerebro y corazón de toda preocupación y he logrado un estado de tranquilidad y quietud de la mente, los cuales son requisitos para predecir a través del trípode de bronce".

Nostradamus, personaje controvertido del siglo XVI que a día de hoy sigue dando que hablar gracias a sus profecías. El francés fue primero boticario y después médico, de hecho ejerció recorriendo Francia combatiendo la temida peste bubónica e intercambiando conocimientos e inquietudes con otros médicos, cabalistas y alquimistas... más adelante iniciaría su andadura en el mundo del ocultismo y la adivinación, entrando en contacto con la alta aristocracia y pasando a la historia por su presunta capacidad para revelar el futuro, que culminaría tras la publicación de "Les Prophéties" en el año 1555.

No sé qué vínculo podía existir entre el adivino francés y los británicos Judas Priest, pero lo cierto es que el mítico grupo de heavy metal decidió dedicarle su primer álbum conceptual, publicando "Nostradamus" en el año 2008. De entre toda la extensa discografía de Judas Priest, que arranca en 1974 con "Rocka Rolla" y que, de momento, llega hasta 2018 tras lanzar "Firepower", he optado por "Nostradamus" porque creo que es el disco más especial de toda su larga trayectoria debido a su carácter único, una especie de rara avis que no dejó indiferente a la crítica (evidentemente, tampoco a los fans de la banda de Rob Halford).


"Nostradamus" es un disco de casi una hora y cuarenta y cinco minutos, lo que quiere decir que hay que escucharlo con cierta calma y en más de una ocasión para apreciar todo el trabajo que hay detrás de él, tanto en la concepción del proyecto, como en la elaboración de las letras y en su posterior musicalización y arreglos. No conviene perder de vista que estamos ante un álbum conceptual, así que debe mantener una coherencia y homogeneidad que no demandan los discos convencionales. Para tamaña empresa deciden volver a contar con la participación de Don Airey, un reputado teclista dentro del mundo del metal (ya había colaborado con ellos en "Painkiller" y "Demolition") que había trabajado con grupos de la talla de Deep Pruple, Black Sabbath, Rainbow Whitesnake, y que también poseía los conocimientos y la experiencia como compositor y arreglista que demandaban un proyecto tan colosal como "Nostradamus". La presencia de Airey para el uso de teclados y sintetizadores, la introducción de coros en algunas canciones y los mencionados pasajes instrumentales hacen que "Nostradamus" se acerque más al metal melódico y sinfónico, dejando un poco de lado el sonido puramente Judas Priest.


Para los británicos suponía un desafío; era la primera vez en su extensa carrera que asumían un reto así e imagino que debían ser conscientes de la magnitud de la posible tragedia de antemano, porque "Nostradamus" no iba a ser un disco que la prensa especializada fuera a pasar por alto y porque era bastante probable que los fans más acérrimos de la banda pudieran sentirse descolocados, más aún cuando su anterior trabajo, "Angel of Retribution" (2005), había tenido una notable acogida. ¿El resultado? pues supongo que el esperado, "Nostradamus" recibió críticas de todo tipo, desde los que los acusaron de pretenciosos por abarcar más de lo que podían, que el disco era exageradamente largo y le sobraban minutos o que el resultado global era muy irregular; otros, en cambio, alabaron su elaborada composición que incluía pasajes instrumentales, su pulida producción o el destacable trabajo vocal de Halford. A mí me parece un disco a tener en cuenta, desde luego no es el mejor trabajo de Judas Priest, pero "Nostradamus" sí resulta muy interesante por su propia concepción, por la historia del personaje en el que se centra y por escuchar a Rob Halford en registros algo diferentes de lo habitual.

"Nostradamus" contiene, nada más y nada menos, 23 cortes, aunque hay que decir que "solo" 14 son temas cantados y el resto corresponde a pasajes instrumentales (algunos, en mi opinión, innecesarios) que pretenden funcionar a modo de introducción o de transición entre una canción y otra. Quizá ese sea el principal inconveniente del disco porque, si bien alguno resulta brillante y enlaza a la perfección con la canción a la que precede, otros interludios aportan poco y son olvidables. En cuanto a las canciones, pues creo que hay para todos los gustos, incluso para los que han seguido a Judas Priest toda la vida, porque temas como "Nostradamus" o "Future of Mankind" enlazan con lo más tradicional, pero también encontraremos estribillos pegadizos como los de "Prophecy" o "Visions", melodías más elaboradas como en la envolvente "Exiled" (el punto dramático en la voz de Halford es brutal en este tema) o en la épica "Pestilence and Plague" y piezas realmente hermosas como "Alone".


Con todo, a pesar del ingente trabajo musical, de la presencia de Don Airey a los teclados, de los arreglos, de los coros, de los interludios instrumentales... el gran protagonista es, sin duda alguna, Rob Halford. Y no es el que resto de la banda esté mal, al fin y al cabo las guitarras de Downing y Tipton, la batería de Travis y el bajo de Hill suenan como deben, tienen sus minutos de protagonismo y resultan reconocibles, pero es que Halford está omnipresente. Y sí, claro, no tiene la potencia de la juventud ni esa capacidad para subir a cotas infinitas, sus agudos imposibles se dosifican, pero en "Nostradamus" su voz sí es más perfecta, más pulcra y, sobre todo, más camaleónica y adaptable, logrando meterse en los distintos estados de ánimo que tuvo que atravesar Nostradamus a lo largo de su vida. Halford logra transmitir desde el enfado, al drama, pasando por la resignación y por el tormento que debían suponerle las supuestas visiones proféticas. En mi opinión, Rob Halford está sublime interpretando, en el sentido más amplio de la palabra, cada una de las canciones del disco casi como si fuera un actor.

Os dejo con el tema "Prophecy", cantado en directo en 2012, durante el "Epitaph World Tour" por los legendarios Judas Priest:


Quién sabe si el futuro está escrito...

VALORACIÓN: 7'5/10