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miércoles, 21 de mayo de 2014

NARRENTURM - ANDRZEJ SAPKOWSKI

TÍTULO: Narrenturm
AUTOR: Andrzej Sapkowski
EDITORIAL: Alamut Ediciones
AÑO: 2009
GÉNERO: Narrativa Histórica - Fantasía Épica

"El fin del mundo no llegó en el Año del Señor de 1420, aunque señales muchas hubo de que así había de ser...
Transcurre la turbulenta primera mitad del siglo XV en Silesia, un país entre los grandes reinos polacos, alemanes y bohemios. Los seguidores de la herejía fundada por Jan Hus - los husitas - se extienden por toda la región. Aceptada por pobres y villanos, la nueva fe produce convulsiones sociales y políticas. Los grandes señores están divididos. La poderosa Iglesia de Roma lanza una cruzada tras otra contra los herejes. La horca y la antorcha recorren los campos del corazón de Europa. Pero los espías husitas están por todas partes y sus ejércitos, formados por campesinos y aldeanos, derrotan a los nobles y los pasan a cuchillo.
Reinmar de Bielau, llamado Reynevan, es un joven noble silesio, un médico estudioso de la alquimia y ferviente partidario de trovadores. Su apasionamiento por una mujer casada lo llevará a enfrentarse a una poderosa familia, los Sterz. Perseguido por encargo de ellos, huye por todo el centro de Europa. En un principio la huida es poco más que un juego, pero pronto las cosas empiezan a complicarse. Reynevan no lo sabe, pero la huida emprendida transformará por completo su vida; encontrará así el verdadero amor y la verdadera amistad, vivirá aventuras y peligros y, por fin, participará en la guerra del lado de los más débiles. O al menos eso cree...".

Tras descubrir a Andrzej Sapkowski por recomendación de un amigo, no dudé en lanzarme a la compra y lectura de la nueva trilogía que el polaco estaba preparando sobre las Guerras Husitas. El hecho de haber disfrutado de la brillante saga de Geralt de Rivia (podéis leer las reseñas pinchando en el nombre del brujo), fue motivo más que suficiente para degustar de nuevo la exquisita pluma de Sapkowski y con algo de curiosidad, ya que esta vez se sumergía en el género de la narrativa histórica.

"Narrenturm" (o la Torre de los Locos) es el primer volumen de la citada trilogía, que se completa con "Los Guerreros de Dios" (ya publicado, estoy en plena lectura) y "Lux perpetua" (se publicará este año), todos ellos con el sugerente subtítulo: "Una cruzada en el corazón de Europa". Por ambientación, acontecimientos narrados, el toque bélico y el omnipresente aroma eclesiástico y su lucha contra los herejes, la novela quedaría encuadrada, como he dicho antes, dentro de la narrativa histórica, pero si añadimos un toque de magia (su protagonista, Reynevan, es alquimista), el gusto de Sapkowski por el folklore (veremos algún akelarre y criaturas de los bosques) y la presencia de personajes de extraña naturaleza, la novela podría también pertenecer al género de la fantasía épica. Una combinación que el escritor polaco maneja a la perfección.


Sapkowski
, fiel a su brillante estilo literario, hace gala de sus variados recursos y cada página es un goce para la lectura, una lectura repleta de sarcasmo, picaresca, reflexiones profundas, acción trepidante, visión crítica de la Iglesia y del fanatismo religioso, toques de moral y realismo crudo... esta vez ambientado en ese popurrí de naciones que era el centro de Europa en el siglo XV: por aquel entonces convivían allí polacos, bohemios, teutones, silesios, húngaros, además de otros europeos llegados desde cualquier rincón, sedientos de las aventuras y emociones que prometían las cruzadas. Así que asistiremos a batallas religiosas, pillaje, asesinos a sueldo, torturas, pogromos, castigos ejemplares, destellos de magia y ciencia e incluso habrá un rinconcito para el amor, aunque el valor de la amistad será, a la postre, la lección más importante que termine por aprender Reynevan en su tortuoso viaje.

Después de haber leído la epopeya de Geralt de Rivia, cuesta cambiar el chip y pasar a Reynevan y su huida por el corazón de Europa, perseguido por un marido cornudo bastante cabreado y que sólo hará que meterse en un lío tras otro debido a su apasionado amor hacia Adela Von Sterz, todo ello con un Papado cada vez más preocupado por la creciente influencia de los husitas en el vulgo y con una extraña y oscura presencia que parece ser el brazo ejecutor de la Iglesia y estar detrás de algunas muertes no menos extrañas.

Reynevan es la antítesis del mencionado Geralt. Un antihéroe que, curiosamente, aspira a convertirse en uno de esos héroes que cantan los trovadores, un caballero romántico a la altura del mítico Lancelot. Sus intentos, sus ataques de orgullo machito y sus arrebatos de romántico empedernido y enceguecido, de todos modos, serán más bien desastrosos y de no contar con la impagable ayuda de Scharley (una especie de Pepito Grillo, pero diestro en el arte de la pelea) y Sansón Mieles (ángel o demonio?), probablemente, su cabeza adornaría cualquier pica de alguna plaza de Silesia en un día de mercado.


Como siempre también, Sapkowski juzga lo justo, más bien presenta y que cada cual extraiga sus conclusiones. Porque si critica a la Iglesia no es porque se posicione del bando de los husitas, no, con el polaco nunca hay malos y buenos, digamos que el mundo es gris, tan gris como en el que vivimos nosotros mismos y en esa escala de grises caben muchos matices. Porque, no en vano ya lo mostraba en la saga de Geralt de Rivia, Sapkowski es un hombre preocupado por el porvenir de la humanidad y del mundo en general y temas como el sinsentido de la guerra, los fanatismos, la xenofobia, la ecología, el abuso de poder o la ignorancia vuelven a florecer en "Narrenturm".

Por ponerle un pero, si lo hubiere y sólo en algunos pasajes, la ristra de nombres de poblaciones y de personajes (históricos o no) es interminable y puede llegar a confundir en determinados momentos, más si no somos expertos en geografía centroeuropea. Además, el trabajo de documentación realizado por Sapkowski resulta exhaustivo: blasones, armamento, vestimenta, jerga y vocabulario de la época, etc, por lo que algunas palabras, por lo menos para mí, han resultado desconocidas... pero siempre es bueno aprender.

Y, de nuevo, ensalzar el tremendo, fabuloso y espectacular trabajo en la traducción de José María Faraldo: me quito el sombrero.

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