TRANSLATE:

miércoles, 10 de diciembre de 2025

ROBE


Esta mañana me he despertado, como much@s, imagino, con una pésima noticia: el adiós de Roberto Iniesta. El Robe.

Hacía mucho que no escribía en el blog, estoy en otras cosas, y tenía este lugar un poquito abandonado, pero hoy, por motivos evidentes, tocaba volver a dejarme caer por aquí.

Estoy triste, no recordaba una sensación así desde que se fue Antonio Vega, pero la marcha de Robe me ha dolido más adentro porque han sido muchos años escuchando su voz, disfrutando de sus letras, admirando su sabiduría, gozando de sus conciertos y respetando su personalidad auténtica y sin artificios ni adornos. No voy a repasar su trayectoria, tampoco voy a hablar de su discografía, ni me voy a entretener con la típica biografía que ahora saldrá en tropecientos periódicos, canales de YouTube, podcasts y demás historias. Hoy me tocará mucho los cojones que aparezcan cientos de supuestos fans hablando de si Robe esto, Robe lo otro. Hoy me tocará mucho los cojones que aparezcan "expertos" explicando mierdas de su vida, de si consumía, de si los excesos y bla, bla, bla. Hoy me tocará mucho los cojones que personas que no han escuchado ni leído la mitad de lo cantado y escrito por Robe salgan a decir que se va un gran artista. Hoy me tocará mucho los cojones que gente que no sabe ni aprecia el rock anuncie, con tristeza impostada, que España pierde un referente musical. Aunque lo que más me toca los cojones hoy, y mucho, es que Robe ya no esté.

He tenido la suerte de verlo en directo muchas veces, tanto con Extremoduro como en solitario, con los Robe. He tenido la gran suerte de asistir a uno de sus recitales en un paraje tan único y especial como Lanuza, dentro del festival Pirineos Sur. Y lo vi feliz, lo vi pletórico de energía, lo vi gozando en el escenario con su nueva banda. Y con esa imagen me quedo. Con sus palabras resonando en los corazones, con sus versos directos y sinceros, con su mensaje de vivir el hoy y estar presente, de respetar la Naturaleza, de amar y ensanchar el alma. Con esa actitud desafiante y a contracorriente, aunque su contracorriente fuera siempre a favor de viento e invitara a recapacitar y reflexionar sobre cómo vivimos estos tiempos que nos ha tocado vivir.

Voy a echarte de menos, mucho, mucho, pero mucho, porque ya no voy a saber qué aletea en tu cabeza, porque ya no voy a tener una bienvenida a tu temporal, porque, al final, se te ha llevado el aire. Nos quedará tu inmensa obra, en la que buscaremos respuestas tirando de mayéutica.

Siempre has sido y serás una minoría absoluta, la voz de un rock transgresivo que cantaba canciones prohibidas y que era capaz de mandar a tomar por culo, expresando la rabia, la decepción, la frustración y el dolor como muy pocos han sabido. Tus versos, como tú, son irrepetibles y, aunque hoy duela, nos queda el consuelo de poder regresar siempre a ellos y recordar que hay una ley innata, no escrita, que hizo de tu instinto, de tus vísceras, de tu latir y de tus pulsiones un arte construido en estrofas que nos acompañarán en forma de canciones para el final de los tiempos.

Tu tu visión crítica, esa que se va diluyendo en esta sociedad con prisas, y tu invitación a pensar han sido y son un estímulo durante estos últimos años. Ya solo me queda darte las gracias, Robe, y decirte hasta siempre. Hasta siempre, siempre, siempre.

"Nada es impensable, nada es imposible mientras suena esta canción.

Choca lo imparable contra lo imposible dentro de mi corazón".

6 comentarios:

  1. Feliz de haber compartido muchos de esos conciertos contigo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nunca olvidaré el concierto del Fòrum y el despliegue de energía brutal con La Ley Innata. ¡Un abrazo!

      Eliminar
  2. Me acuerdo cuando en un momento nos miramos, exhaustos, diciendo " no puedo más"

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y eso que éramos más jóvenes que Robe o Uoho, ja, ja, pero sí, nosotros agotados y ellos seguían dando caña.

      Eliminar
  3. La noticia que no quería leer. Por puro egoísmo, lo quería aquí, para disfrutarlo en directo una vez más, escuchar un nuevo disco y seguir jugando a interpretar sus mensajes y maravillarme con su música. El vacío es tan grande como él.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Y quién no querría que Robe siguiera aquí para seguir iluminando caminos y diciendo las cosas que decía y, sobre todo, cómo las decía? Nos queda el poder de su arte.

      Eliminar