TÍTULO: The Glorious Burden
AUTOR: Iced Earth
AÑO: 2004
ESTILO: Power Metal
SELLO: Steamhammer/SPV
"The Glorious Burden" es, probablemente, el mejor trabajo hasta la fecha de Iced Earth, sé que es una valoración puramente personal, pero siendo seguidor de la banda de Tampa (Florida) y habiendo escuchado hasta la saciedad su extensa discografía, creo estar en condiciones de lanzar semejante afirmación sin que me rebanen el pescuezo.
Si bien el álbum comienza a tomar forma en 2002, los fatídicos acontecimientos que tuvieron lugar en New York en septiembre de 2001 comportaron, más allá de la inolvidable tragedia humana, que Matt Barlow, hasta entonces cantante, decidiera abandonar el grupo y se dedicara a echar un cable a su país pasando a formar parte del cuerpo de policía. Entonces, Jon Schaffer, papá de la criatura metalera, acudió a Tim "Ripper" Owens, ex de Judas Priest, que por entonces también andaba en el paro. Y tíos... menuda elección! Todo el talento y poderío vocal de Owens puesto al servicio de las letras y de las composiciones de Schaffer, por otro lado un guitarrista contrastado, maestro del riff e imagen icónica de Iced Earth.
"The Glorious Burden" es un disco de esos llamados conceptuales, de marcada temática militar y tintes patrióticos, lo que lo aleja del resto de la discografía de Iced Earth que siempre ha tendido a la oscuridad y a la fantasía, pero, como he mencionado antes, los atentados del World Trade Center del 11-S golpearon a la banda, no solamente con la salida de Barlow, sino también a la hora de escribir las letras. Creo que hay que añadir que este disco deja constancia o confirma la evolución musical de la banda, ya que en sus orígenes sonaba más próxima al trash metal y ha terminado derivando hacia el power metal, donde se ha afianzado sólidamente.
Los 11 cortes de "The Glorious Burden" están relacionados de alguna manera con la historia bélica que ha marcado el paso del hombre por la Tierra desde que decidimos empezar a jodernos unos a otros, con perdón. Así en el álbum tienen cabida desde Atila el Huno (el temido azote de dios), el Barón Rojo (Manfred Von Richthofen, legendario piloto alemán de la I Guerra Mundial) o la famosa batalla de Waterloo (enfrentamiento entre el ejército francés de Napoleón y una alianza comandada por ingleses y prusianos). Además contiene un homenaje a las víctimas del señalado atentado del 11-S en "When the Eagle cries", está impregnada de sentimiento, pero también de ese puntito patriótico que tanto les gusta a los americanos y que también podemos encontrar en "Declaration Day", documento con el que los americanos declararon su independencia del Imperio Británico el famoso 4 de julio de 1776, en Philadelphia, firmado por nombres tan ilustres como Franklin, Adams o Jefferson.
Ahora bien, el plato fuerte de "The Glorious Burden" es la trilogía de canciones bautizada como "Gettysburg (1863)". Para aquellos a los que este nombre no les diga nada, permitirme una pequeña lección casera de Historia: es la batalla más sangrienta de la Guerra de Secesión americana, tuvo lugar durante los tres primeros días de julio de 1863 en la pequeña ciudad de Gettysburg y enfrentó a las tropas Unionistas encabezadas por el General Meade y a los Confederados comandados por el General Lee, marcando un punto de inflexión en la guerra civil y decantando la balanza militar y política a favor los estados de La Unión y su presidente, Abraham Lincoln. Realizado este pequeño apunte histórico, analicemos la composición musical.
"Gettysburg (1863)" está dividido en tres partes, "The Devil to pay", "Hold at all costs" y "High Water mark", superando los 30 minutos de duración. Las canciones se suceden, es decir, no hay cortes entre ellas y terminan entremezclándose, dando esa sensación de conjunto en lo que supone una composición muy elaborada, no sólo musicalmente, sino también en la continuidad de las letras. Jon Schaffer quiso hacerlo a lo grande y para la trilogía decidió sumar a la fiesta a la Orquesta Filarmónica de Praga (una orquesta relativamente asidua en la colaboración con bandas metaleras), además de otros arreglos como sonidos de cañones, mosquetes, griterío en el fragor de la batalla, etc.
¿Por qué una trilogía? bueno, como he explicado antes la cruenta batalla de Gettysburg duró tres días, así que cada canción está dedicada a una de esas jornadas. Estamos ante una composición épica, grandilocuente, ambiciosa y culminante, no sólo del disco, sino de toda la discografía de Iced Earth. Más allá del trabajo de Jon Schaffer a la hora de escribir y componer, creo que nada sonaría igual sin la presencia de Tim "Ripper" Owens... el tío canta con una entrega, una potencia, una variedad vocal y una carga emocional considerable, en serio, mira que hay grandes vocalistas en el mundo del heavy metal y yo a Owens no lo tenía entre mis favoritos, pero todo eso cambió tras este disco. Merece la pena escuchar su trabajo, así que os dejo con el vídeo:
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