TÍTULO: Destrozares. Canciones para el final de los tiempos
AUTOR: Robe
AÑO: 2016
ESTILO: Rock transgresivo
SELLO: El Dromedario Records
"La palabra "destrozares" es un sustantivo, pero no viene como tal en el diccionario. No pierdas el tiempo buscándola ni intentando entenderla. Solo siéntela.
En este disco hemos puesto todos lo mejor y lo más puro que tenemos dentro. Menos yo. Yo he puesto mis carencias y mis errores. He puesto mi delirio, mi falta de gusto, mi confusión, mis lágrimas, mi vanidad, mi soledad de lechuza y mis contradicciones.
Robe atropellando a Nietzsche".
Ha transcurrido poco más de un año y Robe vuelve a lanzar un nuevo disco, "Destrozares. Canciones para el final de los tiempos". Yo sólo puedo sonreír, aunque sea una sonrisa con tintes oscuros, tintes que tiñen también las letras del cantante extremeño, pero ojo, esa oscuridad que parece emerger de lo más hondo de las entrañas de Robe también es la culpable de la brillantez de los versos. Así es su último trabajo; brillantemente oscuro u oscuramente brillante, que cada cual lo interprete a su manera.
"Lo que aletea en nuestras cabezas", como comenté en su día, era un disco que tenía una cierta continuidad con los últimos que había publicado Extremoduro, alejándose unos centímetros en su sonoridad por incluir nuevos instrumentos y otros músicos al repertorio, aunque Robe seguía escribiendo a su manera, fiel a su estilo reconocible y auténtico, pero muy volcado en todo aquello que tiene que ver, que produce, que genera y degenera el amor y sus intrincados caminos. "Destrozares. Canciones para el final de los tiempos" se aleja un poquito más aún de Extremoduro porque el rock, la guitarra y el bajo ceden protagonismo a otro tipo de cuerdas y acordes, a los vientos metálicos, a pianos, acordeones y diversos y ricos arreglos musicales (por cierto, repite la misma formación musical que en el anterior trabajo). Sus letras no han variado, el talento del de Plasencia sigue intacto, cada palabra y cada frase llevan el ADN de Robe marcado a fuego.
"Destrozares. Canciones para el final de los tiempos" tiene un título que no lleva a engaño, que anuncia perfectamente lo que vamos a encontrar en cuanto le demos al play. Robe está cabreado, pero claro, no voy a discutirle su cabreo porque, además, comparto buena parte de ese mosqueo. Algun@s dirán que quizá es una visión un tanto negativa del mundo, que la melancolía y el pesimismo inunda sus letras, pero si echamos un vistazo alrededor o vemos las noticias de un día cualquiera... ¿alguien cree que las cosas se están haciendo bien y que la humanidad camina en la dirección correcta? Que el mundo no es de colores acabas por descubrirlo tú mismo a base de hostias, lecciones y desencuentros; no mola, pero la realidad termina poniendo las cosas en su sitio. Y obliga (iba a decir invita, pero no sería correcto) a la reflexión. Y eso hace Robe, reflexionar, quejarse, confesar y sincerarse en voz alta.
Como decía en el primer párrafo, el disco tiene un marcado contraste de luminosidad y oscuridad. Esa luz la aportan, no solamente la capacidad escriptiva (no sé si existe el palabro, pero seguro que se entiende) y descriptiva de Robe, sino también la luminiscencia que irradia de la riqueza musical. Resulta chocante porque si uno escuchara únicamente las melodías podría llegar a pensar que estamos ante un disco relativamente alegre, pero son una auténtica contraposición al desgarro y la carne viva que se percibe en sus letras. "Destrozares. Canciones para el final de los tiempos" es uno de esos discos para degustar, escuchar con atención, leer sus letras, aunque algunas de sus canciones pongan en evidencia las carencias de la sociedad, la podredumbre de la clase política y el grito de socorro desatendido de un mundo en lenta agonía medioambiental.
Os dejo con el vídeo de "Por encima del bien y del mal", espero que os guste:
Roberto Iniesta es un tipo que siempre ha ido de cara, sin adornos y sin muchas concesiones y esa es una cualidad que he aprendido a valorar con el paso de los años. Me gusta Robe, me gusta mucho. Extremoduro es mi grupo de referencia y disfruto de sus trabajos, aunque los años nos hagan cambiar a todos y arañen algo de aquella furia, pero he crecido con ellos y la madurez aposenta. Yo tampoco soy el de hace 20 años, pero sigo estando en paz conmigo mismo, por eso valoro, admiro y aplaudo la evolución lógica de Extremoduro y el paso adelante de Robe a la hora de lanzar dos discos sin sus escuderos habituales, sólo por buscar un nuevo espacio en el que expresarse, sólo por inquietudes, pero sin renunciar a su pasado porque nadie dijo que la historia de la mejor banda de rock estatal haya concluido.
Gracias, Robe.
VALORACIÓN: 8'5/10
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