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martes, 27 de junio de 2023

MANOWAR - THE KINGS OF METAL

Manowar es una de las bandas más icónicas de la historia del heavy metal, eso es algo que no se les puede negar; por supuesto, si solamente tuviéramos en cuenta la opinión que tienen de ellos mismos, podría afirmarse sin ningún atisbo de duda que estamos ante el grupo más importante, grande, ruidoso y épico de todos los tiempos... por algo son los KINGS OF FUCKING METAL.


La banda nace en 1980 en Auburn (NY) de la mano del inigualable, para lo bueno y para lo malo, Joey DeMaio y desde el primer momento tienen claro el enfoque y la temática que quieren dar tanto a sus letras como a su sonido: sangre, acero, fuego, batallas y muertes protagonizadas por reyes, guerreros, hechiceros y dragones, en la que se ensalzan siempre la fuerza, el honor y la valentía. Resumiendo: testosterona en estado puro. Todo ello aderezado por algunas introducciones sinfónicas, la presencia de coros solemnes y, de vez en cuando, sonidos de choque de espadas o gritos de batalla. Es marca de la casa, es Manowar y no hay nadie que suene igual ni alcance sus cotas de epicidad.

Cierto es que su argumentario puede llegar a resultar repetitivo y que uno tiene la sensación de haber escuchado ya todo lo que debía escuchar de Manowar, así que sus últimos discos han ido perdiendo originalidad, consistencia y calidad porque todo se parece demasiado -aunque peor- a lo que grabaron en los años 80. Se les acusa de tener un diccionario que alberga pocas palabras y por eso sus letras están repletas de "blood", "steel", "warriors", "power", "kill", "metal" y alguna más. No les falta parte de razón a sus detractores, pero eso no fue siempre así, aunque ahora pequen de una alarmante falta de creatividad.

Manowar debuta en 1982 con "Battle Hymns", un disco contundente que dejaba muy claro cuál iba a ser el sello de la banda, un estilo al que se han mantenido fieles durante cuarenta años. Esa década de los 80 supone una época gloriosa para Manowar: alcanzan cotas altísimas de éxito, acumulan legiones de fans y viven su etapa discográfica más prolífica, llegando a su cénit en 1988 cuando lanzan el poderoso y extraordinario "Kings of Metal".


Y allí estaba yo, un verano de finales de aquellos años 80, sumergiéndome en la fantasía épica descubriendo a Manowar al tiempo que abría las puertas al universo de la Dragonlance... amig@s, nunca olvidaré la primera escucha de "Kingdom Come" que incluía el mencionado "Kings of Metal". Este es el disco por antonomasia de Manowar, el que forja la leyenda, el que establece definitivamente su sonido y el que consolida a una banda idolatrada por una horda fiel de seguidores. Y Manowar se lo cree, Manowar desenfunda el acero, reclama sangre y proclama a los cuatro vientos que son los reyes del metal y que "if you're not into metal, you are not my friend". Y claro, un ego tan grande acaba generando ciertas controversias con medios de comunicación, críticos, organizadores de festivales, problemas legales y alguna que otra polémica con miembros de la formación. Y es que Manowar cumple con todos los requisitos preestablecidos por los tópicos masculinos más ochenteros: mujeres, alcohol, sexo, motos y olor a gasolina... nada que sus acérrimos fans no pudieran perdonar.

Después del apabullante "Kings of Metal", hay un segundo disco emblemático: "The Triumph of Steel" (1992), para mí la otra obra cumbre de Manowar, que incluye un tema inicial dividido en ocho actos que explica el auge y caída de Aquiles en algo más de 28 minutos; nunca había escuchado nada igual. Después aún publicarían un muy buen disco, por lo menos a mí siempre me ha gustado, "Louder than Hell" (1996) y entonces llegaría el ocaso de la banda y la evidente falta de originalidad que antes mencionaba. Hay tres álbumes más en su discografía, pero salvo el "Gods of War" (2007) en el que se introducen en el universo de la mitología nórdica y que tiene algunos temas realmente buenos, la banda ha mostrado una alarmante falta de ideas que les ha empujado a remezclar, relanzar, regrabar y remasterizar sus discos. Lo dicho, a Manowar se le está acabando la energía por mucho que sigan sacando pecho y consideren que aún ostentan el trono y la corona del metal.


No quiero ya entrar a analizar los últimos y flojos EPs "The Final Battle" y "Highlight of The Revenge of Odysseus", un intento bastante bizarro de aproximación a la Odisea que destrozaría el corazón de Homero; a veces es mejor dejarlo antes de empezar a rozar el ridículo.

Sea como fuere, con su grandeza y sus miserias, Manowar es una banda única que ha desarrollado una imaginería propia, que ha ejercido y sigue ejerciendo una influencia brutal en numerosos grupos metaleros y que suma seguidores en todos los rincones del mundo, especialmente en Europa. Si uno piensa en power metal, el primer grupo que le viene a la cabeza es Manowar, es más, Ross "The Boss" afirma que ellos fueron los creadores del power metal. Sus discos contienen auténticos himnos y algunas de sus canciones son sencillamente espectaculares y grandilocuentes. Manowar es una banda grandiosa e irrepetible, como lo son algunos de sus logros (los datos están extraídos de su página web manowar.com):
  • La primera banda de metal en incluir imágenes de espada y hechicería en sus letras y en las portadas de sus álbumes.
  • La única banda que grabó con Orson Welles (su vozarrón aparece en dos temas, "Dark Avenger" y "Defender").
  • Entre las primeras bandas de metal en grabar con orquesta.
  • La primera banda en diseñar y construir sus propios altavoces y guitarras.
  • La primera banda de metal en grabar en Dolby 5.1.
  • La banda más ruidosa del mundo (récord que han batido en tres ocasiones).
  • La primera banda de metal en grabar una canción en más de 18 idiomas diferentes.

Aunque algunos miembros de la banda fueron cambiando, la formación más estable y reconocible siempre ha sido, -con el permiso de Ross "The Boss"- la compuesta por Joey DeMaio al bajo, Karl Logan a la guitarra, Scott Columbus a la batería (lamentablemente, ya fallecido) y Eric Adams a la voz. Aunque, a decir verdad y sin querer restar méritos a los demás componentes, Manowar es Manowar por el bajo inconfundible y la personalidad de DeMaio y por la potencia y calidad vocal de Eric Adams, un hombre capaz de cantar el "Nessun Dorma" sin despeinarse demasiado y, al mismo tiempo, lanzar unos prodigiosos agudos.

Anunciaron que lo dejaban y parecía que la amenaza del retiro era real, pero lo cierto es que, aunque llevan desde 2012 si grabar ningún disco de estudio, han realizado varios conciertos y, de hecho, en 2023 están girando con el "Anniversary Tour"; ¿es su despedida?


Este es mi pequeño homenaje a Manowar porque, a pesar de lo crítico que haya podido ser en algunos párrafos, quiero que quede claro que es una banda capital en mi discografía y a la que sigo escuchando de vez en cuando. Y para rematar esta entrada, os dejo mi listado de canciones favoritas, algo siempre complicado porque son muchos años de Manowar y muchos temas antológicos (como siempre, el orden responde a criterios estrictamente cronológicos):
  • Battle Hymn (Battle Hymns, 1982)
  • Dark Avenger (Battle Hyms, 1982)
  • Revelation (Into Glory Ride, 1983)
  • Thor -The Powerhead- (Sign of the Hammer, 1984)
  • Sign of the Hammer (Sign of the Hammer, 1984)
  • Blood of my Enemies (Hail to England, 1984)
  • Kill with Power (Hail to England, 1984)
  • Black Wind, Fire and Steel (Fighting the World, 1987)
  • Kingdom Come (Kings of Metal, 1988)
  • Heart of Steel (Kings of Metal, 1988)
  • Hail and Kill (Kings of Metal, 1988)
  • The Crown and the Ring (Kings of Metal, 1988)
  • Blood of the Kings (Kings of Metal, 1988)
  • Achilles, Agony & Ecstasy in Eight Parts (The Triumph of Steel, 1992)
  • The Power of thy Sword (The Triumph of Steel, 1992)
  • The Gods made Heavy Metal (Louder than Hell, 1996)
  • Return of the Warlord (Louder than Hell, 1996)
  • Warriors of the World United (Warriors of the World, 2002)
  • Gods of War (Gods of War, 2007)
  • The Sons of Odin (Gods of War, 2007)
  • King of Kings (Gods of War, 2007)

DIE FOR METAL!

martes, 6 de junio de 2023

SERVIDOR DE OTROS DIOSES


Tenía la obsesiva sensación de que la interminable gruta que recorríamos se iba estrechando a cada paso que dábamos. Llevábamos una eternidad descendiendo, cada vez más y más profundo, como queriendo alcanzar el centro de la Tierra. El ambiente era sofocante, nada recomendable para alguien que padeciera de claustrofobia, y la humedad lo invadía absolutamente todo; el sudor resbalaba por mi nariz, dejando caer gotas sobre el cañón de la escopeta del 12.

Caminábamos alerta y en silencio, escuchando solamente el sonido de las pisadas de nuestras botas sobre un suelo cubierto de arena y desgastadas piedras. De vez en cuando deteníamos nuestro avance para tratar de encontrar algún rastro o escuchar algún sonido, pero yo solamente era capaz de oír mi propia respiración y de notar que el corazón estaba haciendo todo lo posible por reventar mi pecho y salir huyendo.

Por fin, después de muchos metros recorridos por las entrañas de aquella caverna atemporal, divisamos un fulgor titilante a lo lejos. A la señal del capitán Lancaster, nos movimos con todo el sigilo que pudimos reunir y nos acercamos a lo que parecía ser el final del túnel, comprobando que aquel resplandor iba ganando intensidad conforme avanzábamos. Probablemente la luz procedería de alguna hoguera o de antorchas clavadas en las toscas paredes de piedra, pero, a medida que nos aproximábamos, algo más se sumó a la creciente claridad y empezamos a percibir una especie de música siniestra. Sí, por encima del denso silencio podía escucharse claramente una enfermiza melodía que parecía emitir una flauta demoníaca.

Avanzamos despacio y sin hacer ruido hasta la abertura, sin duda estábamos llegando a nuestro destino, pero ninguno de nosotros estaba preparado para encontrarse con lo que aguardaba al otro lado.

Lo que vimos fue horroroso, pero entonces recordé que no era la primera vez que presenciaba cómo algunos hombres y mujeres se dejaban arrastrar por la locura hasta límites insospechados: unas cincuenta personas danzaban semidesnudas de manera grotesca, como poseídas, aullando alrededor de una gran hoguera que chisporroteaba con un color verduzco del todo innatural. Y justo en el corazón de aquel extraño fuego se erigía en un altar descomunal de piedra oscurecida por el humo de incontables ceremonias, aunque, lo peor de todo estaba situado sobre él…

Un grupo de niños asustados, colocados deliberadamente en círculo, yacía encima del altar con ojos llorosos y en el centro de aquel círculo macabro se contorsionaba una extraña criatura achaparrada que tocaba la flauta de un modo repugnante… era unos de los servidores de Azathoth, el Sultán del Caos. Aquel ser amorfo y tentacular era el compositor y artífice de la abominable sinfonía que estaba llegando a su éxtasis, mezclándose con los llantos de las criaturas y los enloquecidos coros de los adoradores.

Era ahora o nunca.


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