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jueves, 28 de marzo de 2013

HOMBRES SERPIENTE

Llevábamos dos meses infiltrados en el ejército de los Estados Unidos. Hacía un tiempo que circulaban rumores sobre algo extraño que estaba sucediendo en una remota isla de América del Sur y estábamos investigando las pruebas químicas de alto secreto que llevaban a cabo en aquel pedazo de tierra perdido de la mano de dios. Las cabezas pensantes del gobierno habían pedido a los militares que desarrollaran un nuevo y sofisticado tipo de arma biológica.

Con ellos, entre muchos otros investigadores, trabajaba un virólogo chileno, Eduardo Andújar, un tipo solitario y bastante peculiar; alquimista de familia, estudioso de la astronomía, con cierta inclinación por las ciencias ocultas y amante de las teorías científicas más estrambóticas.

Aquella noche habíamos planeado colarnos en su laboratorio en busca de pruebas, formaba parte de la operación para la que nos habían enviado a aquel rincón del mundo, ya que parte del material con que el ejército estaba experimentando había desaparecido misteriosamente en las últimas semanas. Así, cavamos un pequeño túnel y entramos por un lateral del barracón que servía de laboratorio al doctor Andújar. Entre probetas, microscopios, frascos con líquidos de diferente densidad, libros antiguos y numerosas anotaciones, dimos con una peculiar caja metálica con inscripciones en un idioma desconocido. Afortunadamente, aquella especie de cofre estaba abierto y contenía el material que buscábamos.

Estábamos a punto de marcharnos cuando algo siseó a nuestras espaldas, parecía una serpiente... pero, al girarnos, nos encontramos con el siniestro doctor. Aunque una bata blanca cubría su cuerpo, lo cierto es que su cabeza recordaba más bien al de una anaconda. ¡Las leyendas eran ciertas, aquellos seres ofídicos, prodigiosos científicos y adoradores de Yig, existían!

martes, 26 de marzo de 2013

EL ELFO OSCURO - R.A. SALVATORE

TÍTULO: El Elfo Oscuro
AUTOR: R.A. Salvatore
EDITORIAL: Timun Mas (Colección Reinos Olvidados)
AÑO: 2004
GÉNERO: Fantasía Épica

"La posición social es la paradoja del mundo de mi gente, el límite de nuestro poder dentro del ansia de poder. Se llega a ella mediante la traición, y aquellos que lo consiguen quedan expuestos a la traición. Los más poderosos de Menzoberranzan pasan sus vidas vigilando sus espaldas, para defenderse de las dagas que acechan detrás de ellos. Por lo general, la muerte les llega de cara".

Palabras de Drizzt Do'Urden, el elfo oscuro, protagonista de la trilogía escrita por R.A. Salvatore y que le ha proporcionado un notable éxito, ya que Drizzt se ha convertido en uno de los personajes más famosos y emblemáticos del universo de los Reinos Olvidados.

El libro de R.A. Salvatore recopila tres títulos: "La Morada", donde se nos explica el origen de Drizzt en la oscura ciudad subterránea de Menzoberranzan, hogar milenario de los elfos oscuros; "El Exilio", en el que tiene lugar el exilio (entre voluntario y forzoso) por los túneles de la Antípoda Oscura repletos de innumerables peligros y criaturas, siempre huyendo de la venganza de su familia y del maligno poder de la Reina Araña; y "El Refugio", cuando, por fin, Drizzt conseguirá regresar a la superficie y conocer los problemas que tendrá un elfo oscuro para ser aceptado como un igual por el resto de razas exteriores.


Quizá esperaba más o quizá se me ha pasado el arroz, pero "El elfo oscuro", en líneas generales, me ha decepcionado. Aunque resulte entretenido a ratos y tenga personajes interesantes como el propio Drizzt y su pantera Guenhwyvar, Zaknafein o el enano Belwar, la historia resulta tediosa, tiende a ser repetitiva y agotadora en su segunda parte ("El Exilio"). Es cierto que el contraste entre la moralidad de Drizzt y el resto de los miembros de su raza es un punto de partida excelente, pero da la sensación de ser el único argumento de peso y termina siendo, a mi entender, un recurso al que acude demasiadas veces Salvatore para seguir profundizando en la historia, sometiendo a Drizzt a una tortura y castigo mental constante.


Destacaría, eso sí, las reflexiones del personaje, así como las citas introductorias a cada capítulo, su código de conducta, su rechazo a la irracionalidad de su especie y su traslación al mundo real. Drizzt es un buen personaje, definido, con matices y algo diferente a lo habitual dentro del género de la fantasía épica, pero la trilogía me ha parecido lejos de las mejores aventuras de la "Dragonlance" y aún más distante de "El Señor de los Anillos" del gran Tolkien.

VALORACIÓN: 6'5/10

MI-GOS

La escopeta humeaba y mientras la recargaba, me preguntaba porqué demonios habíamos aceptado viajar a aquel maldito pueblo perdido del Nepal. El cerebro del doctor Marsh debía ser condenadamente importante, lo suficiente como para tener que venir a morir a los pies del Himalaya.

Si hubiera sido creyente, me habría encomendado a alguna divinidad o guardaría un par de monedas para el trayecto con el viejo Caronte, pero en aquellas tierras asiáticas tan alejadas e inhóspitas los dioses tampoco hubieran escuchado nuestras súplicas.

Era una pesadilla, uno casi podía pensar que realmente estaba viviendo un mal sueño del que deseaba despertar, pero no… no era una pesadilla, estaba ocurriendo de verdad. Zumbaban por todas partes y no dejaban de caer sin piedad sobre nosotros. Aquellas bestias extraterrestres nos estaban masacrando; armados con avanzada tecnología alienígena, disparaban una especie de rayos eléctricos que perforaban nuestros chalecos antibalas como si fueran de papel y los cartuchos del 12 apenas hacían mella en sus duros caparazones.

Sobrevolaban nuestras cabezas en vuelos rasantes, aguijoneando como avispas cabreadas la trinchera que habíamos improvisado. No resistiríamos mucho más, pronto se terminaría la munición o, simplemente, nos aniquilarían a todos.

Siempre he pensado que una bandada de Mi-gos es una de las peores cosas con las que puedes tropezar. Uno de ellos ya es un rival complicado, pero si te mides a un enjambre de estas criaturas…

¡Maldito seas, Marsh, malditos seáis tú y tu cerebro!

lunes, 25 de marzo de 2013

LA MEJOR VENGANZA - JOE ABERCOMBIE

TÍTULO: La mejor venganza
AUTOR: Joe Abercrombie
EDITORIAL: Alianza Editorial. Colección Runas
AÑO: 2010
GÉNERO: Fantasía Épica

"La guerra puede ser un infierno, pero para Monza Murcatto, "La Serpiente de Talins", guerrera a sueldo del duque Orso, también es una forma excelente de ganar dinero. Sus victorias la han hecho muy popular; quizá demasiado para el gusto de Orso. De modo que, traicionada y dada por muerta, la recompensa que obtiene Monza es un cuerpo desfigurado y una sed de venganza que no se detendrá ante nada".

Joe Abercrombie, tras su afamada trilogía "La primera ley", ahonda en el universo creado en dicha trilogía e incluso rescata a alguno de sus personajes para dar forma a una aventura despiadada, cruel y emocionante... el resultado es "La mejor venganza".

El que busque fantasía, no la encontrará a raudales, pero a cambio dará con un puñado de personajes tan entrañables como miserables. Hay acción, sí, escenas duras y narradas sin tapujos ni reparos, ya sean de sexo o de violencia, pero teniendo en cuenta que sus personajes son ladrones, asesinos, mercenarios y otros especímenes de dudosa reputación... no se podían esperar vestidos de princesas, paisajes bucólicos o romanticismo (que también lo hay, sólo que en crudo). Destaca también el hecho de que el personaje principal sea una mujer, Monza Murcatto, y, con perdón de la expresión, tiene más pelotas que algunos hombres!


No podéis perderos la relación de Monza con Escalofríos, un guerrero venido del Norte en busca de paz y que terminará encontrando más sangre de la que haya regado sus fieras tierras. También terminaréis cogiendo cariño a un mercenario pendenciero y borrachín, pero entrañable: Nicomo Cosca.

Debido a la amoralidad y escasa fiabilidad de los personajes, casi todos venidos de los rincones más infectos y los que evitarías a toda costa en un callejón, la novela está repleta de sorpresas y giros imprevisibles... qué puedes esperar de traidores y traicionados, de personas surgidas de lo más bajo, de envenenadores, presidiarios, prostitutas o mercenarios acostumbrados a moverse por lodazales y salvar el culo. Al fin y al cabo, ¿qué harías tú por volver a ver salir el sol un día más?

En definitiva, un libro que engancha, no apto para estómagos delicados, de ritmo trepidante y personajes bien definidos y trabajados que van creciendo al mismo ritmo que avanza la novela. Abercrombie ya apuntó muy buenas maneras con "La primera ley", se ratifica con "La mejor venganza" y estoy a la espera de leer su último libro: "Los Héroes". Un escritor a seguir, sin duda.

Para finalizar un comentario de un referente, George R.R. Martin: "Entre sus personajes hay tiranos, torturadores, un par de envenenadores, un asesino en serie, un borracho traidor, un oscuro bárbaro y un sangriento mercenario. Y éstos son los buenos... Las batallas son vívidas y viscerales, la acción brutal, el ritmo imparable y Abrecrombie amontona las traiciones y los giros de la trama de forma que no dejamos de preguntarnos cómo acabará todo. Éste es su mejor libro hasta el momento".

¿Hace falta añadir algo más?

El libro ha obtenido varios premios y menciones:
- 10 mejores libros de 2009 por SF Slite.
- Seleccionado por Amazon como una de las mejores publicaciones de 2009.
- Libro favorito de SFFWorld en 2009.
- Finalista del British Fantasy Award 2010.
- Finalista del David Gemmel Legend Award 2010.

VALORACIÓN: 8'5/10

viernes, 22 de marzo de 2013

HELVETIOS - ELUVEITIE

TÍTULO: Helvetios
AUTOR: Eluveitie
AÑO: 2012
ESTILO: Folk Metal
SELLO: Nuclear Blast






Último trabajo Eluveitie y una nueva entrega de su curiosa mezcla de música celta, folk y metal. Aunque, personalmente, me gustaron más trabajos anteriores como "Everything remains as it never was" (2010) o el que los consagrara "Slania" (2008), se nota que el grupo suizo sigue al pie del cañón.

Para los que no conozcan a Eluveitie basta con una breve descripción del grupo para hacerse una idea: batería atronadora y guitarras pesadas dando fuerza a unas melodías cuidadas en las que intervienen instrumentos tradicionales celtas y donde destaca el contaste de la voz de Chrigel Glanzmann, más próxima al death metal, con los coros femeninos.

La banda está compuesta actualmente por ocho miembros y entre todos ellos se las apañan para tocar infinidad de instrumentos: mandolina, zanfoña, buzuki, bodhrán, gaita, flauta, violín, además de guitarras, bajo y batería. El resultado es un sonido muy característico e inconfundible, agradable y melódico, pero sin perder la contundencia del metal.


Quizá el disco sea menos trabajado a nivel instrumental, aunque siguen abundando los arreglos y la variedad de instrumentos, y se echa de menos la evocación y la magia de los anteriores trabajos, más capaces de transportarte a paisajes celtas. Aún así, Eluveitie demuestra haber alcanzado un grado de madurez, produciendo material de buena calidad que les permite seguir caminando con paso firme en su consagración en el panorama musical metalero.

Del disco destacaría cuatro temas: "Helvetios" (entrada potente después de una intro narrada que marca las líneas generales del disco), "A rose for Epona" (una canción preciosa y bucólica cantada por Anna Murphy,), "Havoc" (animada y contundente) y "Alesia" (para mí, la mejor pieza de todo el disco; imprescindible!).


Os dejo su página web: eluveitie.ch

VALORACIÓN: 7'5/10

jueves, 21 de marzo de 2013

NYARLATHOTEP

Estábamos en Woodbrige, Inglaterra, ascendiendo el serpenteante curso del río Deben entre vegetación y pedruscos. Los lugareños nos habían indicado cómo llegar a un lugar llamado Sutton Hoo. Aunque no solían acercarse mucho por la zona, algún pastor de ovejas sí había nos asegurado que hasta allí moraban las brujas para celebrar ritos paganos relacionados con el diablo. Podían ser meras supersticiones locales, historias para no dormir, pero no era la primera vez que una simple leyenda se transformaba en algo demasiado real.

Sutton Hoo era el emplazamiento de dos antiguos cementerios medievales y, aunque durante algún tiempo se llevaron a cabo varias excavaciones arqueológicas, estas terminaron por abandonarse. Al parecer, muchos de los profesores y ayudantes de campo se habían negado a volver al lugar porque los malos espíritus los habían ahuyentado; pesadillas, ruidos extraños, alimañas, desaparición de material e incluso algún trabajador del que nunca más se supo.

Y allí estábamos nosotros ahora. La noche era cerrada, escasas nubes y brillantes estrellas decoraban el cielo y, a medida que nos íbamos acercando al maldito lugar, podían escucharse cánticos y veíamos la luz que desprendían varias hogueras… Asomamos las cabezas entre los matorrales y varias siluetas danzaban alrededor de los fuegos: debía haber unas cuarenta personas reunidas allí, pero, de entre todas ellas, destacaba una sola silueta que no bailaba y sobre la que parecía girar todo el ritual. Aquella figura central lo observaba todo con evidente satisfacción. Sobre él parecían converger todas las sombras proyectadas por las llamas, pues su color era negro como el carbón.

¿Podía tratarse de… ? no, no podía ser él…

Salimos de nuestro escondite armas en mano, dispuestos a terminar con aquella danza macabra. Unos cuantos sectarios drogados y en trance no supondrían un problema. Seguro que después de que cayera el primero de ellos, la mayoría se daría a la fuga, así que debíamos centrarnos en aquel extraño hombre negro.

Algunos sectarios empezaron a correr hacia nosotros gritando como locos, pero entre toda aquella marea de gente, él caminaba o más bien se deslizaba, mirándonos aburrido, como diciendo “Para qué venís a molestar…”. Entonces, empezó a sonreír mientras canturreaba, adoptando una mueca de grotesca satisfacción que empezó a crisparme los nervios. Y esa mirada, de una inteligencia muy superior, esa maldita mirada…

Oí los primeros disparos y tres sectarios cayeron al suelo mientras el resto seguía corriendo a nuestro encuentro. De pronto, el brazo que sostenía la escopeta de Randers se ennegreció y consumió, el grito de Norris hizo que me girara para ver como su pierna había sido amputada de golpe… Miré al hombre negro y su sonrisa era más amplia y siniestra aún: ¡Mierda, sí, era ÉL!

Grité a mis camaradas que se olvidaran de los sectarios y abatieran al hombre negro, que ahora alzaba sus brazos al cielo y cantaba aún más alto. Y abrimos fuego; los cañones al rojo vivo humeaban y los casquillos de bala volaban entre gritos y rabia… y cayó al suelo. Cuando nos estábamos acercando, el cuerpo empezó a hincharse y temblar, hasta que reventó y de aquella masa informe emergió, ululante, una colosal y desgarradora figura coronada por una especie de espantosa lengua roja. Fue horrible comprobar como aquella cosa se fijó en mí antes de desaparecer en el cielo sin más.

SEMILLA ESTELAR DE CTHULHU


El asedio a la decrépita localidad de Innsmouth duraba ya tres días. Desde nuestra llegada, acompañados de la policía local y reforzados por algún pelotón de la Guardia Nacional de Massachusetts, habíamos registrado varios de los cochambrosos edificios y casas del pueblo. La mayoría de detenidos eran híbridos o humanos que mantenían extraños tratos con ellos y, salvo por alguna reyerta puntual, de momento todo estaba saliendo como habíamos planeado.

Nuestro grupo de élite centraba sus esfuerzos ahora en los embarcaderos situados en el barrio marinero. La zona portuaria era, sin duda, la más corrompida y peligrosa de Innsmouth, lo que nos había obligado a echar mano de las armas, pero, extrañamente, los profundos aún no habían salido del agua para defender su plaza y eso que estábamos haciendo mucho ruido.

El grueso de nuestras fuerzas estaba atrincherado en el puerto, nos habíamos escondido entre barcas destartaladas, montones de cajas y otros aparejos de pesca. La noche era húmeda y una bruma blanquecina cubría el agua. Las indiscretas ventanas y las oscuras buhardillas parecían vigilarnos en un ominoso silencio, recordándonos que no éramos bienvenidos en el ancestral feudo de los Marsh.

Era cuestión de tiempo que los fanáticos seguidores de la Orden Esotérica de Dagon salieran a nuestro encuentro, pero, de momento, todo estaba en silencio, aquel maldito y tenso silencio que siempre precedía al estallido de violencia y al olor de la pólvora.

De repente, el mar empezó a burbujear, cada vez más, como si un submarino estuviera a punto de emerger: ya estaban aquí. Apoyé la culata del fusil en mi hombro, quité el seguro y apunté, sólo tenía que esperar a que lanzaran las bengalas rojas, esa era la señal para abrir fuego… pero "algo" no salió según lo previsto. A pesar de la humedad que empañaba la mirilla de mi fusil, pude verlo con terrorífica claridad: no era una oleada de profundos, como esperábamos, sino una enorme cabeza con tentáculos lo que comenzó a surgir del agua, mostrando un colosal cuerpo gomoso que estaba cubierto de resbaladizas y duras escamas. Entonces, su acuoso bramido hendió el ambiente.

¡Mierda, no teníamos munición ni cobertura suficiente para eso!

miércoles, 20 de marzo de 2013

CAROLUS REX - SABATON

TÍTULO: Carolus Rex
AUTOR: Sabaton
AÑO: 2012
ESTILO: Power Metal
SELLO: Nuclear Blast






Debo reconocer que nunca había oído hablar de Sabaton, banda de power metal nacida en Suecia en 1999 y que se caracteriza por la temática de corte bélico en sus letras, destacando trabajos anteriores como "The Art of War" o "Coat of Arms". Así que "Carolus Rex" era el primer disco que escuchaba y sólo puedo decir que el debut ha sido brutal: estribillos pegadizos, batería poderosa, rebosando épica en los coros y guitarras pesadas combinando melodías con dosis de agresividad.

El disco contiene 11 temas, todos ellos dedicados a la historia del Imperio Sueco, abarcando un período  entre 1611 y 1709, es decir, desde el apogeo hasta el inicio del derrumbe tras la derrota en la batalla de Poltava. Al ser un disco conceptual casi podríamos decir que es una lección de historia en modo heavy y a toda pastilla: batallas, conquistas, la Guerra de los Treinta Años y figuras principales de la historia sueca como Gustavo II "El León del Norte" y Carlos XII, también conocido como Carolus Rex.

Como curiosidad, el disco también ha sido publicado bajo el mismo título, pero incluyendo las canciones en sueco, aunque con una portada diferente.


Se trata de un disco variado y muy completo, en mi opinión es casi perfecto. Es poderoso, pegadizo, con unos riffs de guitarra brutales, una batería omnipresente, arreglos orquestales, presencia de teclados, coros cuidados y la presencia imponente de su cantante, Joakim Brodén (alma mater del grupo junto con el bajista Pär Sündstrom).

Aunque el disco comienza con una pequeña intro instrumental bastante tranquila, es sólo la calma que precede a la tempestad... a partir de la segunda canción, "Lion from the North" (pincha sobre el título para escucharla), se marca una senda potente, épica, majestuosa y repleta de detalles musicales y corales. Para mi gusto hay cuatro temas que sobresalen por encima de los demás: "1648", "Carolus Rex", "Poltava" y "Long Live the King".

En definitiva, un discazo y una grata sorpresa descubrirlos. Altamente recomendable!

Disfrutad de su directo!


Os dejo su página web: www.sabaton.net

VALORACIÓN: 9/10

martes, 19 de marzo de 2013

ASSUR - FRANCISCO NARLA

TÍTULO: Assur
AUTOR: Francisco Narla
EDITORIAL: Temas de Hoy
AÑO: 2012
GÉNERO: Narrativa Histórica

"Año del señor 968. Atraídos por las riquezas de los reinos cristianos de la Península Ibérica, una flota de terribles guerreros nórdicos amenaza la floreciente Compostela, baluarte de la Iglesia y la corona. A su paso sólo queda desolación. Y a medida que remontan los ríos con sus rápidos drekar, buscando su presa, tras ellos dejan aldeas devastadas y cenizas humeantes. Como Outeiro, el pequeño pueblo donde vive Assur, un muchacho al que, después de la trágica muerte de sus padres, no le queda otra opción que refugiarse en la esperanza de reencontrar a sus hermanos, capturados por los terribles invasores. Gutier de León, infanzón del conde Gonzalo Sánchez, se cruza en el camino del joven y lo acoge bajo su tutela. Así cono a Jesse ben Benjamín, un bondadoso médico judío, y a Weland, un mercenario normando al servicio de los cristianos. Junto a ellos, Assur, aprende todo lo necesario para encarar su destino..."

"Assur" es una excepcional novela de Francisco Narla que nos sumerge en el mundo normando. Bien documentada históricamente, la historia parte de las incursiones vikingas que se produjeron en el noroeste de la Península Ibérica, a finales del siglo X. Ávidos por hacerse con los tesoros de la Cristiandad, en plena Reconquista, las hordas nórdicas invaden Galicia, con el objetivo de alcanzar la ciudad de Compostela, arrasando a su paso aldeas, atemorizando a la población y saqueando por doquier en lo que supone un episodio inédito de nuestra historia.

Épica y azarosa será la vida de Assur, protagonista del libro, que se verá envuelto en la búsqueda de lo que queda de su familia, apresada por los invasores venidos del mar, recorriendo territorios ignotos, parajes medievales y océanos glaciales y donde, a pesar de todo, encontrará el amor y arderá en deseos de volver a la tierra que lo vio nacer.

"Soy hispano. Del lugar que vosotros llamáis Jacobsland. Llegué aquí como esclavo".

VALORACIÓN: 7'5/10

THE CARPENTER - THE AVETT BROTHERS

TÍTULO: The Carpenter
AUTOR: The Avett Brothers
AÑO: 2012
ESTILO: Folk
SELLO: Universal Music







Duele decir que hace poco que me enteré de la existencia de los hermanos Avett. Fue cuando vi que el álbum que os presento -¡su séptimo trabajo!-, había sido seleccionado como uno de los 50 mejores CD's del año pasado.

La experiencia me ayuda a saber, cuando veo una portada de un CD, si su sonido valdrá la pena o no. Así que, un primer vistazo a la portada y una visita fugaz a la Wikipedia me dió una idea bastante aproximada de como iba a sonar.

Mi curiosidad fue en aumento, conecté el Youtube y ¿qué me encontré...? La idea que me había hecho mejorada.

Los Avett son dos hermanos (Scott y Seth) que cantan, solos o en armonía, y que tocan instrumentos de cuerda (guitarra y banjo). Con un aspecto "grunge", producen un sonido acústico, más cercano al folk que al rock, con melodías Beatles, herencia Buddy Holly y un sentimentalismo de lo más sureño.

Acompañados para la ocasión por Bob Crawford al contrabajo, Joe Kwon al violoncello y Jacob Edwards a la batería y producidos por Rick Rubin han cosechado el mejor de sus éxitos hasta la fecha con "The Carpenter", con críticas favorables en todos los medios del sector.

Entra fácil, con una primera escucha ya te das cuenta de que contiene un buen puñado de buenas canciones, con coros pegadizos y una instrumentación trabajada.

Me resulta complicado destacar unas canciones por encima de otras pero puesto en ese aprieto, os citaría su single "Live and Die" pues eleva tu estado de ánimo, te contagia su alegría y te trae a la memoria el recuerdo de los genios de Liverpool. Luego, si llevas un día más tristón y te apetece regodearte en tu nostalgia puedes escuchar "Winter in my heart" o "Through my prayers" y si quieres acordarte de John Denver puedes ponerte "February seven" o de los coros de Buddy Holly "I never Knew you", para acabar con una pieza espectacular "Life".


El disco sigue una misma tónica hasta que llegas a "Geraldine" y "Paul Newman & the demons" en el que sacan su lado más brusco, más grunge, alt-rock, se olvidan de la acústica y se ponen a gritar...tipo The Low Anthem.

En definitiva, dulces y suaves melodías, con las excepciones apuntadas, ideal para escucharlo mientras vas a pasar un fantástico día de picnic en la montaña.

VALORACIÓN:  8,5/10

TEMPEST - BOB DYLAN

TÍTULO: Tempest
AUTOR: Bob Dylan
AÑO: 2012
ESTILO: Rock & Roll
SELLO: Columbia Records







"Tempest" es el trigésimo quinto álbum de estudio del incombustible Bob Dylan y ha sido calificado como el 4º mejor CD del año 2012 por la revista Rolling Stone. Constituye, quizás, uno de los mejores trabajos del maestro del siglo XXI, ya que, en mi opinión, solamente "Love and Theft" estaría al mismo nivel.

Dylan destila toda su capacidad prosaica en obras tan memorables como "Pay in blood", "Scarlet town", "Tin angel" o la épica "Tempest", explorando la naturaleza humana, tratando temas universales como el amor o la muerte y repasando todos los géneros musicales, desde el vodevil al folclore celta, pasando por el blues, el jazz o el propio rock'n'roll. Dylan utiliza registros tradicionales, desnudos y sencillos, pero a la vez tratados de forma magistral, descubriendo su insondable y multiespectral conocimiento de la materia.


Y es que Bob Dylan tiene una varita mágica, te hechiza, te hipnotiza y te transporta a su imaginario, te sumerge en su sordidez, te atrapa en su red, red que va tejiendo con su carrasposa voz, mientras te lleva a sus mundos, a sus novelas y a sus películas como una fuerza vívida y descomunal. 

Simplemente genial. Me quito el sombrero, maestro.

Imprescindible.

VALORACIÓN: 9'5/10

GET UP! - BEN HARPER & CHARLIE MUSSELWHITE

TÍTULO: Get Up!
AUTOR: Ben Harper & Charlie Musselwhite
AÑO: 2013
ESTILO: Blues
SELLO: Stax






A Ben Harper le gusta explorar y moverse por diferentes estilos musicales y también le gusta, más allá colaboraciones puntuales, cambiar de acompañantes cada cierto tiempo. Empezando por sus Innocent Criminals y pasando por los Blind Boys of Alabama o los Relentless 7... En ésta ocasión, Ben Harper va de la mano del veterano maestro de la armónica Charlie Musselwhite, explorando las raíces profundas del blues.

El disco transcurre por pasajes monótonos, con ritmos suaves, sin excesivas estridencias -salvo contadas excepciones- y nos deja con el sabor de boca agrio que destila el blues (es lo que tiene el blues).


Es un CD para consumir poco a poco, a fuego lento, que gana enteros tras cada escucha, de letras amargas, pero no exentas de esperanza, que, por citar las que más me han gustado, nos recuerda a su etapa más gospel con los Blind Boys of Alabama en "We can't end this way", nos muestra al Harper enojado en "I don't believe a word you say" y "Blood side out", al épico en "I ride at dawn", al resignado en "You found another lover (I lost another friend)" o al tierno en "All that matters now".

De entre todas las mencionadas, os dejo "I ride at dawn"... un tema que podría pasar desapercibido, pero que, sin duda, es una de aquellas canciones que cuanto más escuchas, más matices le vas encontrando y termina por colarse dentro de ti.


Quizás no sea el mejor disco de Ben Harper, pero nos sumerge en un estilo en el que, absorbiendo la experiencia del legendario genio Charlie Musselwhite, bebe de su fuente y nos regala un blues que, sin salirse de los cánones, a la vez innova.

VALORACIÓN: 7/10

sábado, 16 de marzo de 2013

PERROS DE TÍNDALOS

Caminaba por el pasillo de la mansión victoriana de los Walters. Miré por la baranda, la planta baja parecía en orden y solamente el crujido de la madera que cedía bajo mi peso rompía el tenso silencio. Estaba a un par de metros del estudio del señor Harvey, el histérico joyero que había recurrido a nosotros suplicando ayuda entre sollozos. Eché la vista atrás para comprobar que la habitación en la que había dejado a Mad, Judas y Bill seguía cerrada: allí residían todas las esperanzas de mi salvación.

Tragué saliva, acaricié la culata mi recortada y avancé por el pasillo hasta alcanzar el estudio del señor Harvey. Pegué la oreja a la puerta, pero sólo se escuchaba el maldito sonido de la nada. Giré el pomo y empujé, la puerta de madera se abrió lentamente con un leve chirrido que me puso los pelos de punta. Desde el umbral eché un vistazo al interior: el despacho estaba ordenado y repleto de diferentes instrumentos para la talla de gemas, lentes de distintos tamaños y una vieja pulidora, nada más. Escudriñé cada uno de los rincones y seguía sin haber nada. Entonces me pareció oír un lejano gruñido, similar al de un perro rabioso, y caí en la cuenta: ¡Había olvidado los techos!

En cuestión de segundos, un humo espeso y hediondo comenzó a brotar de una de las esquinas del techo del estudio. Algo estaba viniendo muy deprisa, oía sus patas acercándose amenazadoramente. Antes de darme la vuelta y escapar, tuve tiempo de ver una especie de hocico que culminaba unas fauces hambrientas entre las que colgaba una purulenta lengua sedienta de sangre que goteaba una extraña sustancia viscosa… no necesitaba más información, sabía qué tipo de ser era aquella criatura demencial y famélica.

Corrí como nunca en mi vida por aquel pasillo interminable, sintiendo el fétido aliento de la muerte tras de mí. Recuerdo que la puerta del paraíso se abrió a mi grito de “¡Ahora!”. Salté y rodé por los suelos, entrando en una habitación esférica de la que aquel sabueso infernal no podría escapar. Mad cerró la puerta tras de mí y el dulce olor del plomo y de la pólvora invadieron la estancia.

miércoles, 13 de marzo de 2013

GRAN RAZA DE YITH

Hacía unas semanas que nuestro colaborador en la Universidad de Miskatonic, el profesor Mad Bonet, tenía un comportamiento de lo más extraño. Habíamos intentado contactar con él, pero su secretaria nos comentó que llevaba días sin asistir a sus clases de arqueología y que tampoco respondía al teléfono en su apartamento.

La última vez que lo vieron por el campus, su andar era torpe y descoordinado, como de alguien que estuviera aprendiendo a caminar, y parecía algo desorientado. Eso no cuadraba con el bueno del profesor Bonet, quien, a pesar de su edad, se mantenía en buena forma, tanto física como mental. Además, era un tipo muy sociable y, sin embargo, durante estos últimos días en la universidad se había relacionado poco con sus colegas, mostrándose frío y distante.

Algo preocupados, Judas Penruthlan y yo decidimos hacer una visita informal a su domicilio, seguramente estaría tan enfrascado en sus estudios sobre Historia Antigua y civilizaciones perdidas que era incapaz de moverse de su viejo escritorio, pero cuando llegamos allí, algo nos puso alerta: la puerta del apartamento estaba semiabierta…

Judas y yo desenfundamos las Savage y entramos sigilosamente. Escuchamos ruido en el piso superior, allí donde el profesor tenía su estudio. Procuramos subir las escaleras rezando para que la madera no crujiera bajo nuestro peso y vimos luz procedente de la puerta del despacho. Lo que presenciamos después en aquella habitación llena de libros abiertos y esparcidos, velas consumidas y anotaciones en papeles sueltos, tardaríamos un tiempo el olvidarlo: el cuerpo del profesor estaba en trance, murmurando un extraño e inteligible idioma, mientras algo intentaba salir de él…

HABITANTES DE LAS ARENAS

Recuerdo que estaba siendo una jornada muy calurosa, aquel desierto parecía la antesala del mismísimo Infierno. Llevábamos horas bajo un sol abrasador en busca de la mitológica y desaparecida Irem, la Ciudad de los Pilares, sí, la maldita ciudad que siglos atrás había visitado Abdul Alhazred, el poeta loco.

Aquel remoto rincón de Arabia se había convertido en un mar interminable de arena y habían transcurrido ya muchos días desde que dejáramos atrás el último oasis. A parte de los miembros de la expedición y de los camellos, no había rastro de vida, incluso los escorpiones habían decidido abandonar aquellas dunas… pero las antiguas leyendas contaban que en ellas habitaban seres extraños.

La noche se presentó agradablemente fresca, así que decidimos acampar y aprovechar para descansar unas horas en el interior de las jaimas. A pesar de la soledad que irradiaba aquel interminable desierto, pensamos que no estaría de más montar guardias por turnos.

Después de una cena frugal a base de dátiles, frutos secos y queso de cabra, cerré los ojos y me dormí, pero poco duró el descanso porque unos gritos me despertaron.

Salí al exterior con el revólver en la mano y observé, atónito, cómo varios montículos de arena parecían cobrar vida… Unos ojos brillantes como ascuas y unas garras terminadas en afiladas uñas iban tomando forma y avanzando hacia nosotros. Silbaban las balas, pero estas traspasaban sus arenosos cuerpos y una febril sonrisa se dibujaba en aquellos rostros de pesadilla… ¡Por los muertos, era cierto, los Habitantes de las Arenas existían!

viernes, 1 de marzo de 2013

CHTHONIANS

Una insólita noticia nos había conducido hasta Stavanger, una ciudad noruega situada a orillas del Mar del Norte. Una serie de extraños terremotos se estaban produciendo allí durante las últimas semanas y era un fenómeno realmente peculiar porque aquella era una zona libre de fallas.

Los habitantes, atemorizados, habían ido abandonando el lugar paulatinamente desde que habíamos desembarcado allí, trasladándose al interior, hacia la seguridad que parecía ofrecer la ciudad vecina de Tjensvoll. Las sacudidas eran constantes, desde réplicas casi imperceptibles a auténticos corrimientos de tierra que habían devastado casas y granjas, agitando un mar que había terminado por derrumbar buena parte del puerto y engullir varias de las embarcaciones de los lugareños.

La situación no auguraba nada bueno, por lo que decidimos investigar el terreno con el objetivo de localizar el epicentro de aquellos movimientos y determinar las causas de la actividad sísmica, aunque las primeras sospechas apuntaban hacia una posibilidad que ninguno quería confirmar. 

Llegamos a las montañas que empujaban a la ciudad contra el mar y nos adentramos en lo que parecía la entrada de una antigua mina, pero todos sabíamos que Stavanger no era una localidad de tradición minera.

Si los temblores los estaba provocando lo que nosotros creíamos que se estaba moviendo bajo el suelo, entrar en aquella mina sería como descender al mismísimo infierno y sin billete de vuelta. Pocos sobrevivían al encuentro con aquellas colosales criaturas vermiformes surgidas de las peores pesadillas de un loco... no había manera humana de plantar cara a un chthonian, pero alguien tenía que hacer el trabajo sucio.

GHOULS

 

Era un crudo invierno de 1922 en Alnwick, Northumberland. El frío era tan intenso que respirar dolía y la niebla, cada vez más baja, impedía ver poco más allá de tu propia nariz. Recorríamos un interminable y viejo cementerio en busca de la lápida de Judas Raimius. Al parecer, el tal Raimius había enterrado consigo un original del Cultes des Goules, sí, aquel herético libro del Comte d’Erlette, y la rumorología local se había empeñado en afirmar que, en realidad, no estaba muerto y que su funeral había sido una patraña.

El viento mecía los cipreses y arrastraba grises jirones de nubes, dejando entrever la Luna más llena que jamás había contemplado. Decidimos separarnos para peinar el camposanto mientras íbamos gritando nuestros nombres para confirmar nuestras posiciones.

La neblina seguía espesándose y el aire era denso como la brea, casi podía cortarse. Debía tener los sentidos embotados por culpa de aquella enfermiza niebla porque lo cierto es que, a medida que transcurría el tiempo, veía menos y apenas ya lograba escuchar a mis compañeros. Cada vez caminaba más inseguro y torpe, procurando no tropezar con alguna de las tumbas y cruces que brotaban del suelo como enfermizas flores sin vida.

De pronto, una figura empezó a dibujarse delante de mí. Dubitativo, pronuncié el nombre de Mad, tal vez fuera uno de mis camaradas. Me pareció que se giraba, pero no dijo nada. Me acerqué más y cuando la débil luz de la linterna se impuso por fin a la niebla, me quedé helado… un ghoul me miraba tranquilamente con un antiguo libro entre las manos. Su aspecto era casi humano, incluso vestía lo que un día debió ser un lujoso batín de seda, pero su rostro poseía rasgos caninos y un pelaje oscuro cubría sus extremidades.

Me examinó, curioso, por encima de sus gafas y ante aquello sólo pude balbucear: “¿Mis... Mister Judas Raimius?”

EL REY DRAGÓN - Acero Valyrio

"EL REY DRAGÓN"




Oscuridad. Solamente oscuridad y una presión asfixiante oprimiéndome el pecho, como si un pie inmenso me aplastara contra el suelo. Intento respirar, pero el aire no llega a mis pulmones y con cada intento de llenarme de oxígeno, siento punzadas de dolor repartidas por casi todo el cuerpo. Me digo que si duele tanto, será que sigo vivo. Sonrío.

Y sí, sigo vivo, en un estado lamentable, pero vivo, recostado en alguna roca que se interpuso en mi caída y que ahora me sirve de incómodo respaldo. Abro los ojos, pero no distingo nada, todo se me aparece borroso. El zumbido en los oídos tampoco mejora mi percepción de las cosas, así que me llevo las manos a las orejas y parpadeo, intentando desembotar mi cabeza. Poco a poco, el panorama más allá de la punta de mis botas, a pesar del humo y de la lluvia, va cobrando cierta nitidez.

Diviso sombras y escucho el canto del acero mezclado con los gritos agónicos de los hombres. Entonces, un pegajoso olor a azufre lo domina todo y recuerdo dónde estoy y porqué. Siento el sabor de la sangre mezclado con el polvo en mi boca, paso la lengua por mis encías y escupo al suelo. Todos mis dientes siguen ahí, pero tengo el labio partido. No creo que sea lo único roto en mi cuerpo, pero, por lo menos, el resto de mi cara sigue en su sitio. Vuelvo a sonreír.

Al intentar incorporarme, un agudo dolor en el costado me devuelve al suelo. Entonces me doy cuenta de que la cabeza me retumba y siento los latidos de mi corazón repicando en las paredes de mi cráneo. Mientras el cerebro trata de volver a su posición natural, resoplo y me resigno. Me duele todo. Me tomo un respiro y con las manos busco alguna señal en la armadura, una herida, un agujero, algo… termino encontrando una hendidura, un buen golpe ha abollado mi costado derecho y, de paso, se ha llevado consigo alguna costilla; tengo suerte de seguir vivo. Suerte según se mire, claro. Lo digo porque eso sigue estando allí. Reinando sobre la destrucción y entre todo aquel caos, una siniestra silueta de brillantes escamas se alza como un coloso, haciendo restallar su acorazada cola contra el suelo y mostrando sus fauces a todo aquel que osa acercarse, impartiendo justicia demencial sin ningún tipo de escrúpulos, divirtiéndose. Ya no sonrío. Ya no hay dolor.

Aegon I Targaryen ha venido para acabar con nosotros y ha traído a sus malditos dragones consigo. Dudo mucho que los muros de Harrenhal puedan contener el flamígero ataque. Sólo hay que ver al poderoso Balerion, un dragón de dimensiones titánicas y oscuro como la noche... por algo le llaman el Terror Negro. Veo a los hombres, valientes o tal vez insensatos, que aún quedan defendiendo la fortaleza, tratando de detenerlos, pero ¿cómo detener a tres dragones? La dramática visión me recuerda a una maraña de hormigas incordiando a un elefante; mucha voluntad, pero escasas probabilidades de éxito.


Gritos y más gritos, algunos de ánimo, pero la mayoría de pavor, interrumpidos por el doloroso restallido de la cola y por rugidos sobrecogedores que rompen el silencio. Tal vez lo más prudente fuera dar media vuelta, salir corriendo de allí y adentrarse en los bosques o tirarse de cabeza al lago Ojo de Dioses, pero mi padre me enseñó una vez que los problemas ni pueden, ni deben evitarse porque siempre terminan volviendo. Vuelvo a escupir al suelo. Es la hora.

Clavo mis ojos en Balerion y en su jinete, Aegon El Conquistador. Busco a tientas a Colmillo Desgarrador y encuentro la espada a mi lado, como siempre, esperándome para volver a cargar. Estiro el brazo con cuidado y la miro con mimo, el filo anda algo mellado, pero sigue siendo un excelente acero. Ayudándome en ella, vuelvo a intentar levantarme, esta vez más despacio y apretando los dientes hasta que logro incorporarme del todo, maldiciendo cada centímetro de mi magullado cuerpo.

Empuño con fuerza a Colmillo Desgarrador y vuelvo a sentir su tacto familiar, su reconfortante peso. Cierro los ojos y me concentro hasta sentir que su filo se convierte en una prolongación de mi brazo. Ahora veremos si eres capaz de sangrar bastardo.


Recojo uno de los escudos que encuentro tirados por el suelo, a pesar de que el fuego a ennegrecido buena parte de su superficie, aún puede distinguirse el emblema de la Casa Hoare. La lluvia va limpiando la sangre que manchaba mi rostro. Sangre que se mezcla con agua. Mezcla que va tiñendo la tierra hasta convertirla en un cenagal ensangrentado. "Acogedor campo de batalla", pienso para mis adentros mientras avanzo por una senda de cadáveres esparcidos caprichosamente por el terreno. Me cruzo con hombres de rostro desencajado que huyen de allí, con soldados malheridos de mirada perdida. Escucho lamentos, llantos, alaridos, gemidos… el macabro himno que antecede a la muerte.

Allí está él, con hombres caídos y desparramados a sus pies. Su figura desprende un calor sobrenatural, como si sus entrañas fueran pura lava. Agita la cola ante los pocos hombres que intentan detenerlo con lanzas y los hace retroceder. Alza su cuello, majestuoso, y su fuego barre el perímetro con suma facilidad. Destrucción y violencia en estado puro. Un engendro del mal, nacido y educado con el único propósito de matar.

Trago saliva. Vuelvo a respirar profundamente y cierro los dedos entorno a la empuñadura. Me digo que no es un mal final, al fin y al cabo, tiene lógica terminar aquí y ante semejante enemigo. He dedicado más de la mitad de mi vida a combatir, a ir de guerra en guerra, siempre sobreviviendo a pesar de las heridas, acostumbrado al dolor, endurecido por un entorno hostil que no entiende de piedad. Tal vez sea el momento de terminar, de encontrar sosiego y paz. Cierro los ojos y repaso mentalmente lo que he sido, lo que soy, qué hay de bueno en mí y qué hice mal. Me pregunto si alguien me recordará, si alguien me echará de menos… una sonrisa amarga se dibuja en mis labios, conozco la respuesta. Alzo la vista, sopeso el escudo y beso el filo de Colmillo Desgarrador. Una nueva oportunidad pequeña, ¿tienes sed?

Mis piernas se mueven e inicio la carrera, noto la tierra blanda y resbaladiza aporreada bajo mis pies. Es entonces cuando grito a la bestia, vaciando toda la rabia que soy capaz de acumular. Sí, te estoy desafiando. Tú y yo. Veo como los hombres se giran y me miran como si estuviera loco, alguno se aparta, otros simplemente se quedan quietos. Doy un último impulso a mis piernas y salto para enfrentarme a la muerte, descargando toda la fuerza de mis brazos a través de la espada. Siento mi acero chirriando contra sus escamas, un beso ardiente como el Infierno. Noto el calor que desprende y esa especie de halo vapor que lo rodea. A pesar de la fuerza del choque, no pierdo el equilibrio.

Alzo la cabeza y puedo ver a Aegon, vestido con su cota de escamas negras y blandiendo a Fuegoscuro. Su porte es firme y elegante, sí, pero un atisbo de duda y sorpresa asoma en su semblante. "Sí, Targaryen, puede que no sepas ni quién soy, pero ¡te juro por los Antiguos Dioses que Harrenhal no caerá tan fácilmente!". Y, entonces, algo se interpone entre Aegon El Conquistador y yo: la cabeza de Balerion. El dragón tuerce ligeramente la cabeza y uno de sus ojos volcánicos me mira con curiosidad. Le enseño los dientes con la sonrisa más tenebrosa que soy capaz de esbozar y su boca se tuerce en una extraña mueca y un rugido surgido del Averno rompe el tenso silencio. Es lo último que escucho antes de escupirle a la cara y embestir de nuevo.


Acero Valyrio


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ÁNGELES DESCARNADOS DE LA NOCHE

Esta vez nos encontrábamos cerca de la mansión victoriana de los Callaway, a las afueras de Boston. Aquel viejo caserón era la sede de “El Crepúsculo de Plata”, una secta que pretendía despertar al Gran Cthulhu de las infames profundidades de R’lyeh. Si eran capaces de conseguirlo o no, ya era otra cosa, pero lo cierto es que aquella noche las estrellas tenían un enfermizo brillo rojizo que no auguraba nada bueno.

Un enorme seto rodeaba el perímetro de la mansión. Se intuían luces procedentes del piso inferior; seguramente estuvieran celebrando un impío ritual en el sótano. Echamos un vistazo y, extrañamente, no habían apostado guardias, ni perros… ¿era descuido o una emboscada? No había tiempo para pensar demasiado en ello, teníamos a cruzar el enorme jardín si queríamos detener la macabra ceremonia.

Salimos uno a uno de entre los arbustos, aguardé a salir el último mientras cubría las espaldas de mis compañeros con el fusil de cerrojo. Todo iba bien hasta que miré al tejado de la mansión y las vi… tres siniestras siluetas se recortaban contra la Luna y resultaban inconfundibles: alas membranosas como las de un murciélago, aquella piel negra y brillante como el aceite, la cornamenta, las colas moviéndose alegremente y aquellos rostros vacíos. “¡¡Descarnaaaaaaaados!!” grité mientras apuntaba al cielo.

CHAUGNAR FAUGN


Informe confidencial:

Un avión nos deja en la ladera del monte Kinabalu, en la Isla de Borneo, un entorno algo escarpado y boscoso. Según las indicaciones del profesor Armitage, una estatuilla del dios impío Chaugnar Faugn está en poder de los detestables Tcho-tcho.

Asaltamos el poblado. Recuperar la figura no resulta demasiado difícil, las armas de fuego hacen bien su trabajo y aquellos adoradores oponen poca resistencia. Muchos huyen al interior del bosque entre maldiciones y aullidos.

Regresamos al punto de encuentro y montamos el campamento. Solamente hay que esperar un par de noches a que regrese el avión de transporte y volver a casa con aquella blasfema estatuilla bajo el brazo. Observar esa demencial efigie con forma de elefante humanoide y con tentáculos saliendo de sus orejas, resulta inquietante. 

Normalidad y rutina; acotamos un perímetro de seguridad, encendemos una pequeña hoguera entre piedras para iluminarnos y calentarnos, cenamos a base de conservas y establecemos los turnos de guardia: Kubiak y Altmeyer hacen la primera ronda.

De madrugada, mi instinto me despierta, ya que Kubiak y Altmeyer no lo han hecho. Un denso silencio se ha apoderado de todo y eso no es normal en mitad del bosque... Mi mano busca el revólver bajo el saco de dormir y despierto, tapándole la boca, a Daigoro, que enseguida desenfunda su machete.

La hoguera humea apagada, es extraño. La luz de la Luna le da al campamento un aire fantasmagórico. Dos siluetas se recortan contra el suelo y el arcón en el que transportábamos la maldita figura está abierto. Daigoro y yo nos acercamos atentos a cualquier movimiento o ruido para comprobar que nuestros compañeros están muertos, más que muertos... están consumidos, como si les hubieran drenado la sangre. No hay rastro de la estatuilla, los demonios del bosque se la han llevado.

Honramos y damos sepultura a Kubiak y Altmeyer, apretando los dientes y preparándonos para regresar al poblado Tcho-tcho. Los abominables humanoides han recuperado el elefante... esta vez no habrá piedad, se lo arrebataremos todo.

POR EL REY EN EL NORTE! - Guardián de la Noche

"POR EL REY EN EL NORTE!"




Y allí estaba el formidable Gran Jon Umber, blandiendo su espada con una fuerza descomunal. Un fiero gigante de casi siete pies abriéndose paso en el corazón de la batalla. En su avance, iba dejando tras de sí un camino salpicado de sangre, camino que los demás nos apresurábamos a asegurar, guardándole las espaldas y empujando con él para aplastar a los perros de presa de los Lannister.

El campo de batalla siempre termina sembrando de cadáveres el paisaje para que la Muerte recoja su macabra cosecha. Esta vez tampoco va a ser distinto.

Jon Unmber grita, más bien ruge, alentándonos para seguir avanzando en un terreno cada vez más blando y resbaladizo por culpa de la lluvia, el sudor y la sangre. Puedo escuchar su voz por encima de los latidos de mi corazón desbocado, por encima de los gritos y alaridos de los soldados, por encima de la melodía que emite el entrechocar del acero y el quebrar de los escudos de madera… Ahora entiendo porqué le llaman Gran Jon y su reputación manejando el acero.

Aprieto los dientes y saco fuerzas de flaqueza para olvidar el dolor lacerante en el antebrazo y el fuego que hace arder mis pulmones. Vuelvo a embestir. Una lanza se engancha en mi jubón, llevándose consigo ropa, pero sin cortar la piel. Intento desengancharme y pierdo de vista a mi oponente. Un golpe en la sien. Me tiemblan las piernas y alrededor todo empieza a moverse lentamente, amortiguando los sonidos. Mis ojos lo ven todo rojo y me llevo instintivamente la mano a la sien. Sangro.

- ¡Vamos! - una mano enorme me coge del brazo y tira de mi - Ya casi los tenemos, un último esfuerzo, hijo. ¡Esos bastardos van a probar de qué estamos hechos en el Norte!
Es la mano Jon Umber. Como puedo, me incorporo del todo, maldiciendo cada centímetro de mi magullado cuerpo. Vuelvo a aferrar la espada, sintiendo su tacto familiar y su peso reconfortante.
- ¿Estás preparado, muchacho? - Jon Umber me mira, sonríe y me guiña el ojo.
- No ha sido nada, sólo un rasguño - digo recolocando mi escudo.
- Bien, así me gusta - me da un golpecito en el hombro - Los hombres de Lord Karstark han abierto brecha por el flanco izquierdo y debemos aprovechar la ocasión para acabar con esos hijos de mala madre.
- ¡Será un honor cargar a su lado, Gran Jon! 
- El honor es mío… dicen que un Lannister siempre paga sus deudas, ¿no? Pues yo pienso saldarlas todas hoy mismo con esa maldita familia: ¡por el Rey en el Norte!

Mis piernas se mueven e inicio la carrera, el aire se agolpa en mis pulmones y grito sacando toda la rabia acumulada. Grito cualquier barbaridad que me viene a la cabeza, uniéndome al resto de hermanos que, como yo, seguimos al Gran Jon Umber. Las tropas de los Lannister se giran y nos miran como si estuviéramos locos, en algunos comienza a dibujarse el miedo, dudan, esperan órdenes. Hemos logrado sembrar la confusión.

Vuelvo a gritar, como todos los demás, una carga enloquecida para penetrar por la brecha que nos han concedido los Kastark, un último impulso a mis piernas y salto entre los soldados: - ¡Por el Rey en el Norte!


El Guardián de la Noche


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Adiós